diumenge, 16 de setembre del 2012

El tiempo sobre el cielo

Ese día desperté.
No hubo tiempo para ropas
y marché, volé
-despeinando el aire con mis remos-
detrás de la tormenta
donde el mundo aún está brotando,
-desplegando sus párpados irisados-
para encontrar el tiempo sobre el cielo
que se quedó fuera
que no quiso entrar a vivir sus días.

Puse mis pies, mis deditos bardos, sobre su espalda negra
y le oí gemir, gozar de tan minúsculo contacto.
Ahora lo sé, no puedo dejarlo: le he faltado tanto...

El sol apenas nos rasguña con sus dedos cálidos
dice que siente demasiada rareza al tocarnos
que no entiende,
que el tiempo escondido y yo
somos agua y dolor
transcurriendo distintos mirando la bahía que se abre al olvido.

Aquí luchamos del revés, para no vivir.
Arrancando incansablemente las raíces que nos amarran,
que no soportan vernos volar hacia dentro, tan al fondo.

Créeme que lo intenté de veras, pero no pude.
No supe construirme para devolverme a ti entera.
En esta tierra no hay caminos de vuelta,
todos los senderos van a mi,
van a mi.

Y a cada paso que me adentro más en este tiempo
que no quiso suceder antes de serlo,
los rayos de oscuridad florecen sobre mi piel desnuda
dibujando oraciones al vacío.
Mantras craquelados en un cuerpo que se sumerge
en aguas de islas dormidas: que han de nacer con mensajes antiguos en su seno.

Créeme que quise hacerlo.
Pero el tiempo me susurraba palabras, poemas en volutas de organza en los oídos.
Y tuve que escapar para buscarlos, dentro de mi
muy dentro de mi.

Aquí vivimos del revés, para no sentir, para no recordar
que me estuviste buscando en la tormenta.
Pero yo estoy, en un tiempo sobre el cielo
sobre su espalda oscura, luchando.

KPV Setembre/2012