diumenge, 29 de març del 2015

La vida de los otros

Si avanzo hacia los recuerdos
saltando entre ellos como una mona
alianada
dejando que me huelan las ganas de sucumbir
de ser apresada sin darme cuenta
sin notar apenas que ya no estoy
entre todos los pasos que dependen de mí.

Puedo decidir que esa sucesiva historia
fue de otra
la vieja niña que explora
consciente de su altura pequeña
todas las cosas posibles
que no son ella.
Y quiere estar en todas
en cada una y todas ellas a un tiempo.
Cómo no quererlas todas!
Abarcar por inspiración
todos aquellos gozos singulares
las caras, las conversaciones
las pieles y sus deseos
las vidas, una anécdota tras otra,
hasta que le sean familiares,
hasta que en ellas, exista un sitio,
un hueco amoroso donde reside,
ella,
donde se la espera
con la sonrisa de la que siempre es parte de uno mismo.

Como si pudieran comprarse vidas pertenecidas,
acumular en su espalda versiones de si misma
que se han repartido por los rincones de mi ciudad, de mi mundo.
Como si mereciera el "oh amiga mía, que has recorrido mis días!
Cómo me alegra recibirte.
Saber que no fuiste una anécdota,
que no fui sólo camino,
que fui casa y mesa, que fui abrazo beso y oído."
Como si ser alegría una semana, fuera equiparable a ser sustento vital de una vida.

Aunque quizás, sea verdad.
Que en la monotonía de las vidas invariables,
nace un orgullo de la que ya no sabe cómo se caminan los sueños.
Y llama a su cavidad sin puertas, a sus ventanas atrancadas,
la verdad de la vida vivida,
la plenitud de la que sabe dónde y como, con quién...
de la que no duda,
de la que no ansía y se pregunta,
y se retuerce y repregunta...
esa otra que al final no se queda,
porque las noches le persiguen,
le brotan entre las sandalias,
le dejan señales entre los cajones y al despertar,
después de las sábanas,
se levanta y se duerme.

A ella le parecen todas las otras vidas tan deseables desde fuera! Iguales en su atracción y aún así se le aparecen tan diferentes mientras no las vive. Hasta que sí. Y entonces puede adivinar el aspecto, cómo se parecen todas al amor que llega. Por fin!!! Es ese!!! Y luego termina con los brazos muertos escuchando una vez y otra los mismos quejidos.

Ella tampoco sabe cómo mantenerla. Su vida. Y por eso deambula en el perfil de esos otros lugares que titilan en colores perfectos. Desprecia, el orgullo de los que no sueñan, sin embargo, al final los suyos se sustentan en las patas envejecidas, enraizadas en el oscuro suelo, de la mesa de los que su cavidad por un período corto de tiempo también habita.   

Si avanzo entre los recuerdos
si adoquino mis pasos con sus pasados
quizás pueda coser una historia que me explique.
Hablar de mí a mis espaldas, para que los niños cierren los ojos
aquellos que no anhelan ser invariables
y crean, como la vieja niña que fui,
que en alguna parte del camino
encontraría un banco donde sentarme y despertar en una vida de los otros.

KPV Març/2015


dilluns, 16 de març del 2015

El vaso rojo

En algún momento entre hoy y mañana,
se me despertó la voz
la ansiada tristeza de que te me escapabas de esta vida que me atormento.
Cayó el vaso rojo
pedazos
es todo lo que queda
y la madera ennegrecida que aspiro y aspiro
como si eso sirviera para contentar al destino.

Si en algo todo esto se asemeja a lo que vendrá
es en la manera en la que ocurrirá todo.
Pasarán las cosas, sin mirar
cuando las prisas te lleven a colocar lo que te importa sin talento
cuando estés tan sometida a los detalles inútiles
que lo esencial se desenfoque
omitiendo el cariño que le debes a cada segundo.
Pierde el tiempo que se transforma ciegamente. Tu conexión.
Se desatrapa y se aleja sin un nombre tuyo.


El vaso rojo cayó
y lo siguieron lágrimas.
Desesperé sin saber hacia dónde deshacerme.
Soñé acristalarme y empujarme hacia el olvido.
Acurrucada bajo su luz roja, morir en fragmentos.
Porque no significaba nada pero temí que lo entenderás como un todo.
Aunque si la verdad ya estará escondida ...
las excusas sólo serán puertas hacia el alivio.

KPV Març/2015