divendres, 30 de gener del 2015

Día de furia

Esta noche el día se enfureció.
Lo hizo despacito, enfurruñándose cada minuto una gota más,
una arruga más en su rabia encarrujada.
Ha estado toda la noche llamándome
restregando su pesar en mi persiana,
inyectando esperpentos aullantes en mi sueño.

Hoy es un día de furia y tenemos que vernos.
Pronto, antes de que la impertinente ignorancia del gentío
desprecie la cólera perfecta de este día.
No hay tiempo para camas, orden y limpieza,
no hay tiempo para buscar anillos que no sé donde he puesto.
Me peino una flor hostil en el pelo,
me maquillo renglones de enfrentamiento
me visto desafío con tejanos.

Son las siete y tomo la bici número 6.
Pesa.
Desciendo veloz en su busca.
Noto la ira intensa que destila cada segundo,
cada centímetro de este día,
como se abraza a mi cuerpo,
pero también a los troncos que hoy se me aparecen retorcidos
a las banderolas, las papeleras que abren su boca negra de espanto.


  Dilo, dilo ya, no te lo calles!
Pero el día tiene el sufrimiento pegado a la piel por dentro.
Y se opone a mis exhortaciones
con ramas, papeles que sorteo como puedo.
  Grita, grita todo lo que sientes!
Y me sacude con sus dedos de viento tan fuerte
que en algunos momentos el mundo se queda brevísimamente detenido
radios de bicicleta que giran en el silencio de un planeta que no respira.

Y en esos fragmentos de omisión comprendo la naturaleza secreta del día.
La llamada a la ventana de los locos, que sabe que vendrán a buscarlo.

Y entonces las lágrimas se apoderan de mis ojos,
en un fluir constante que es arrebatado en torbellino.
Y se apoderan también de muchos otros ojos.
Lágrimas que serán aladas a un mismo cielo que tiene forma de angustia.

Y mañana, lloverá sosiego sobre nuestras bicicletas.

KPV Gener/2015

dimecres, 21 de gener del 2015

Noche carmesí

Encuentro que a veces la vida atesora momentos definidos que da gusto poder vivir.
Y los colorea con cuidado para nutrir cada paisaje con el sustento de unas lágrimas
y la pócima de un secreto que a todos nos gustaría conducir
hacia los regueros del alma caprichosa que se me asemeja al porvenir.

De aquí a la luna y nos volvemos esta tarde.
De aquí a la luna y ya comeremos por ahí.
Espero a que se te asienten las soldaduras que te puso el fontanero
en las ganas de salir
y así no tengas excusas al agarrarte de la mano
y volarnos enteros,
como lo hacen los petirrojos en una noche carmesí:
  poquito a poco mirando al cielo,
  poquito a poco que un cielo así,
  hay que mirarlo de frente y sonriendo
  mirarlo, respirarle su furia, besarle las curvas y los dedos.

La vida. Que un día le dio por entonar chistes de peces que no saben estar serios
que arrugan los mofletes del sendero para que las cosquillas
extraigan de tus pies los miedos,
que engullen para sobrevivir.

Y así ligerito de pesares y sin angustias que compartir,
te meneas todo entero para que tu sangre no se estanque.
Para que viaje y conozca todo tu cuerpo y le cuente a tus partes
lo que las otras hacen por ahí.
Chicos que estamos en la luna,
que llegamos ayer tarde y está todo por vivir.
Menos mal que traje café y unas lentes,
que vamos a ver esa noche carmesí:
  como lo hacen los petirrojos
  como te enseñé yo antes de venir
  despacito que el rojo sangre
  ciega, mata y luego no quieres salir,
  a sorbitos cortos que te conozco
  y cuando te ciegas
  no me dejas nada para mí.


KPV Gener/2015


divendres, 2 de gener del 2015

Vete, vete, vete!!!

Vete, vete, vete!!!

Y sólo mis pies te hicieron caso.
Mis pies, que ahora andan hundidos entre las tinieblas
o quizás camino del revés
y están fuera,
atmosféricamente liberados.
O son dardos,
apartando la noche
con las puntas azules.
Ese azul que confunde a las aves
que vigilan
eternamente
para que no salgas
disparado del revés
hacia la nada.
Para que no vengas a caminar
entre los pastos negros
a enseñar tus carnes a los dioses
a trasplantar tu alma
a otras tierras
que no sabrán
los pecados cómo huelen
a que saben
las mentiras
que siempre te cuentas. Todas las que contaste.
Que eres un bicho. Azul pero un bicho.
Y te comerás sus brotes.


Tres veces me dijo que me fuera
y sólo mis pies le hicieron caso.

Mi cabeza sigue hundida en ese mundo tendido.

En esa fina capa extraplana
que aguanta el peso
insoportable
de tantos balazos de frente
de tantos mordiscos.
Que sé, que cuando cae la noche
susurra lágrimas hacia el cielo.
Donde los ojos de los dioses atmosféricos
tragan heridas trasplantadas
brotes de cólera retorcida
creyendo que son alhajas
tesoros gratuitos
de un mundo que por lejano, inalcanzable,
resulta tan maravilloso.

Pero no. Es nuestra basura.
La que no nos cabe ya en el fondo de nosotros.
Y resuelve desincrustarse para viajar hacia arriba.

Y así, mis pies, acompañados de regalos a los dioses,
- que allí en su mundo son tan tontos como nosotros aquí en el nuestro -
entran en el fuera del cielo
para que mis uñas azules no se mojen cuando la tierra llueva de nuevo.

Por que me dijiste muchas veces que me fuera.
Pero mi cabeza no tiene pies y mi corazón no tiene orejas.



KPV Gener/2015