Quizás por eso
nos desciframos tanto
en una sola noche
y deshicimos
la sed de nuestros besos
en una mezcla de ternura y miradas intensas.
Quizás por eso
los infinitos recorridos de nuestros dedos sobre la piel
recitándonos nuestras curvas
como intentando conservarlas
incluso en la memoria futura de otros cuerpos.
Siempre supimos que no era para siempre.
Quizás por eso
lloramos tanto nuestros desencuentros
sintiéndolos el definitivo -cada uno de ellos-
nunca suficientemente preparados para partir.
Siempre supimos que no era para siempre.
Quizás por eso
me dijiste
quedémonos, también esta noche,
y un poco más.
Quizás por eso
un día
llegaron los besos automáticos.
Y los silencios dejaron de ser
el preludio de noches intensas.
Quizás por eso dejamos de cuidarnos
porque siempre supimos... que no era para siempre.
KPV Juny/2018
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