Convertir tus besos en recuerdos, en susurros que se diluyen en el tiempo.
Cuando lo dije, que no me costaría olvidarte, no sabia nada.
Que pensar en tu mirada sobre mis ojos dibujaría pétalos de fuego,
viajeros rojos dibujando surcos de tristeza sobre mi cuerpo.
Que la esperanza, de verte regresar, ilusionado hacia mis brazos,
al final se apagaría,
se convertiría también en hija del silencio en el olvido.
Parecía fácil.
Recordar que debía borrarte. De mis pensamientos.
Extraerte con suavidad, con las manos sumergidas en cuenco.
Y convertir todas mis lágrimas en plumas,
en alas que te permitieran volar lejos.
Nada más difícil.
Que admitir que la vida apenas se detuvo en tu partida.
Que sólo yo conozco los minutos contigo,
pendientes de un gesto
que los descoserá definitivamente de la historia.
Que soportar que mi felicidad, no depende de tu amor por mi.
Nada más triste.
Que decidir que ya no siento nada.
Que pretender no haberte conocido.
No volverte a ver jamás y que eso no me importe de nuevo.
Levantarme mañana y que no conformes el primero de mis pensamientos.
¡Parecía tan fácil!
Tan fácil que fue quererte y tan difícil ponerse a olvidarte.
KPV Maig/2012
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