donde recojo migajas de una hogaza de pan
que no era para mi.
No importa, no discutas.
Podrías estar mordisqueando cañas...
Al bajar, al abismo,
siento que se incorpora a la vida
una extraña calma, que no podrá durar:
no está hecha para este mundo vertical, insondable.
Quizás, en una tierra plana,
extendida infinitamente sobre el lecho lácteo de la galaxia, podría ser.
Donde comenzásemos un camino tranquilo,
paseando en eses por nuestra vida, sin peldaños,
o arrellanados en un banco,
cerca de otros con los que comentar el tiempo estrellado.
Allí quizás, unos pasos afelpados,
podrían cruzarse tras los míos
y formar en la arena,
un pastel suave de pies,
mensajes codificados para transformar el mundo.
Quizás allí, mis aletas palmearían otras en formato verde
para buscar un consuelo limpio
a tantos gérmenes avariciosos.
Súbitamente se resquebrajan mis ensoñaciones
y un fragmento suelto
me ha cortado el cerebro...
Vaya! Suturar pensamientos....
hilo de razones y aguja puntiaguda de sentimientos....
La calma, extrañada, se marcha.
Sabe caminar hacia arriba.
Lo sabía....
Pero ya que me encuentro aquí, en el abismo,
recuperándome,
voy a ver si hallo al dueño del pan,
o al que reparte hogazas.
Yo quiero la mía.
Aquella ya me la comí, y me sabía a otra.
KPV Gener/2012
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