Cómo odio tu silencio! Cómo me daña!
De la misma manera, con la misma intensidad
con la que entonces lo amaba.
Tu silencio construye fábulas en mi alma,
un lobo carnicero que me parte el corazón con su hacha.
Hordas de hienas que se ríen en mi cara
y después me abandonan, huyen,
ni mi carne sanguinolenta las aplaca.
Tu silencio me destruye en silencio, despacio,
cada minuto, un poco.
Que cada una de mis preguntas que son devueltas en silencio
son sogas anudadas,
fríos mensajes sin palabras
que se van acumulando en mi cuello.
Y como aprietan!!
Que tu silencio ha congelado el aire
que ocupaba nuestro camino.
Y ahora es allí mi único compañero.
Le hablo y en desolación, lloro, le grito.
Que necesito que me repitas tantas veces
que ya no me amas,
como entonces hubiera agradecido
un montón de te quiero.
Que ni entonces me lo creí,
ni ahora... creérmelo quiero.
Tu silencio se ha trocado de dulce misterio
en tortura humillante, ahogada.
Tu silencio produce en mi un instinto de batalla.
Una guerrera que grita hacia adentro
para no destrozar su mundo.
Y su potencia ha quebrantado sus entrañas,
el ánimo, las ganas.
Tantos minutos que pienso en tu silencio
que he inventado mil razones
a las respuestas negadas.
Razones para perdonarte,
para intentar entenderte,
odiarte en desesperación a veces,
para superarte al fin casi siempre.
Tu silencio.
Tu silencio se adelanta
para comunicarme un hecho irreversible.
Que es el único y último testigo
de esta historia acabada.
KPV Gener/2012
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