divendres, 18 de setembre del 2015

Lo siento

De veras que lo siento.
Se escapan las palabras de mis dedos
y van sin pies de página, sin notas al margen.
En verdad, cada palabra fue escrita con una emoción distinta.
Decirte cómo me sentía
sería decir poco. Sería mentira.
Qué fracción de segundo... me pregunto
qué yo de esta enrevesada mujer te dijo qué...

Recuerdo hablar, reír, excitarme, defenderme, enfadarme, acariciar tus palabras con mi tristeza, con la dulzura que llevo escondida bajo esa membrana de suficiencia.

Explicarte que incluso las más indignada de todas ellas te encontraron hermoso,
eso sería cierto.
Pero ninguna supo decirlo. Los silencios pesan sobre todas ellas.
Lo sé, se arrepienten. De pisarse, de agobiar a las otras con sus maneras y temores...
Algunas, las más niñas, lloran en pequeñito. Con sus frágiles pero tiernas letras en el regazo... quizás ni siquiera escribieron ninguna de las palabras que te envié... con todas esas flores perfumadas que afanosamente habían tejido para ti.
Otras,
las guerreras imparables con miedo a la derrota y no a la muerte, están buscando una brecha, un flanco en tus murallas donde a base de golpes, de improperios espeluznantes, conseguir que vuelvas a mirarlas.
Hay las que armónicamente no entienden: cómo esa necesidad de amor que las estremece a todas, no sirve nunca de freno.

Las oportunidades a veces se pierden en fragmentos temporales tan bellamente diminutos.

También hay hermosura en el perder.
Hay, entre el dolor y la humilde aceptación del fracaso,
un espacio calmo
donde regresar a nosotras mismas.
Mirarnos, arrullar nuestras heridas en el círculo protector,
reírnos entre lágrimas de nuestros equívocos,
y disfrutar de todo el descalabro que nos queda por vivir.


KPV Juny/2015